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martes, 14 de julio de 2015

EFECTOS DEL CALOR EN NUESTROS PELUDOS...


¡No come nada!, ¡está apático!… ¿qué le pasa?. Durante las épocas de calor las clínicas veterinarias reciben constantes visitas de propietarios preocupados por el cambio de “forma de ser” de su buen amigo; en la mayoría de las ocasiones sólo existe un culpable: el calor. Nuestras mascotas también padecen los rigores de las altas temperaturas; sus organismos han de adaptarse a la época estival de la mejor forma posible, y para ello debemos facilitarles las cosas.
Los hábitos alimentarios y los cuidados del pelo son los pilares fundamentales para conseguir que la época del año más deseada por los humanos no sea la más estresante para los animales de compañía.
Las altas temperaturas son responsables de la inapetencia de los animales de compañía
¡NO PRUEBA BOCADO!
Tras un reconfortante paseo por la orilla de una playa o tras la dura caminata por el campo, no es habitual lanzarse por un caldo gallego o por una espectacular caldereta, y mucho menos si la temperatura que nos rodea es la habitual de un caluroso verano.
Nuestras mascotas tienen “sensaciones similares” ante sus alimentos cuando el calor aprieta, y ello provoca los lamentos de los propietarios por la repentina inapetencia de sus “peludos amigos”. No es por tanto motivo de alarma el que “Toby” mire con gesto torcido a sus “bolas de pienso” y se dirija al cacharro del agua con igual ademán por una más que posible alta temperatura del líquido elemento. ¿Qué hacer?
En principio procuraremos que el alimento no esté todo el día a la vista del animal, pues aparte de disminuir aún más su apetito se recalentará e incluso se estropeará, siendo esto mas frecuente en los alimentos enlatados y en las comidas caseras. Les ofreceremos el alimento en las horas del día en las que el calor no castigue tanto a su apetito (temprano por la mañana y bien entrada la noche), y evitaremos disponer en su plato grandes cantidades de alimento.
En el caso del agua, debemos ser responsables: la inadecuada temperatura suele ser la principal causa de inapetencia de nuestras mascotas en las épocas estivales; ¿a quién le apetece un gran vaso de agua caliente para calmar su sed?.
EL ESTRÉS DEL VERANO
Aunque nos parezca que el estrés y el verano son incompatibles, nuestras queridas mascotas sufren una situación estresante con la llegada de las altas temperaturas. Estrés principalmente significativo en razas de pelo largo (Collie, Bobtail, Gatos Persas,…) y en razas aún poco adaptadas a las altas temperaturas (Nórdicos).
Un animal estresado por culpa del calor necesitará un mayor número de nutrientes para compensar el desequilibrio que el estrés origina en su organismo. Lo malo de esta película es que el animal no tiene apetito, la entrada de alimento disminuye y se hace tremendamente complicado que el organismo reciba este mayor número de nutrientes de los que se ve tan necesitado. Para solucionarlo debemos ofrecer a nuestro animal su alimento habitual (rico en nutrientes y muy apetecible) en las horas más frescas del día. Existen casos en los que el animal necesitará de un apoyo “extra” en forma de dietas especiales, que aumentan aún más la apetencia del animal hacia el alimento, generalmente incrementando el porcentaje de grasa de la ración.
El uso de vitaminas suele ser utilizado como un remedio “mágico” para aumentar el apetito del acalorado y estresado animal. Sentimos decir que no existe ningún estudio científico que demuestre que la suplementación de la dieta con vitaminas durante estos casos de inapetencia por calor provoque una mejoría del problema.
EL CALOR SOBRE EL ANIMAL
No queríamos acabar sin comentar la importancia de la “ropa” de nuestra mascota ante la subida de las temperaturas. ¿Serían ustedes capaces de ingerir un solo bocado de la más apetecible paella o del mejor “pescaíto frito” en un chiringuito de la playa, con su cuerpo rodeado por un agradable y mullido abrigo de lana o por un forro polar?.
Ante los calores del verano debemos preparar el “envoltorio” de nuestra mascota para que no le perjudique aún más en sus ganas de comer. Siempre que el profesional lo recomiende se realizará un “corte de verano” que proporciona comodidad y bienestar al acalorado animal. También podemos refrescarlo con duchas de agua (sin utilizar jabón) cuando la temperatura lo recomiende, y seguiremos las pautas habituales de baños y cepillados para la correcta higiene de su piel y de su pelo.
Revisemos su vestuario y preocupémonos por su dieta; con estas dos acciones, nuestro mejor amigo estará en las mejores condiciones para disfrutar de un maravilloso verano en familia.
                                     FELIZ VERANO A TOOOOOODOS  !!!

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